El jefe de un Estado al que odia.
Milei en Chaco: "El Estado es el becerro de oro", dijo en la inauguración de una iglesia

Javier Milei eligió un templo evangélico de Chaco como escenario para volver a trazar una línea directa entre su ideología política y la fe judeocristiana. En un discurso encendido, cargado de citas bíblicas y referencias a pensadores liberales, el Presidente aseguró que “el Estado es el becerro de oro” y que la justicia social es “envidia con retórica”.
Las palabras despertaron preocupación en sectores políticos y sociales, al mezclar sin matices religión, economía y función pública.
Un mensaje religioso con fuerte contenido político
La inauguración del templo “Portal del Cielo”, liderado por el pastor Jorge Ledesma, fue el marco elegido por el mandatario para desplegar una de sus intervenciones más ideológicas. Ante un auditorio colmado, Milei defendió el capitalismo como un sistema moral basado en la tradición judeocristiana y arremetió contra lo que definió como “los valores invertidos de la izquierda”.
“No nos van a doblegar. Conocemos las Sagradas Escrituras. Probablemente, no haya nada más antijudeocristiano que la justicia social”, afirmó. Y fue más allá al sostener que “el Estado es la representación del demonio en la Tierra”, citando al economista español Jesús Huerta de Soto y al evangelio de San Lucas.
El Presidente volvió a cargar contra “el clientelismo”, “los empresarios prebendarios” y “la casta política”, en línea con su narrativa habitual. Pero el uso reiterado de referencias religiosas y la crítica a la función estatal en un evento de índole espiritual despertaron inquietudes sobre la creciente fusión entre su discurso de gobierno y su visión moral del mundo.
El límite entre Estado, religión y representación institucional
Si bien Milei había manifestado en otras ocasiones su afinidad con sectores religiosos, este acto marcó un nuevo escalón en la centralidad que le asigna a la fe como eje de su gestión. “La caridad no puede ser a punta de pistola”, dijo al referirse a los impuestos y a los programas de transferencia social, mientras citaba los mandamientos bíblicos para cuestionar políticas de redistribución.
“La justicia social no es justicia. Es robarle a una persona el fruto de su trabajo para dárselo a otra”, insistió.
Para el mandatario, el verdadero camino al progreso es “volver a los valores de Occidente”, que definió como “la ética del trabajo, el ahorro, el respeto por la ley y la libertad”.
Milei cerró su discurso con un llamado a que “Argentina sea faro del mundo” y que “la luz de la fe” guíe al país hacia la prosperidad. Lo hizo desde un púlpito, en un evento estrictamente religioso, pero con un tono más propio de una arenga política que de una reflexión institucional.
- Fuente: ElEditor Mendoza