DOLOR
Murió la viuda de Emilio Giménez horas después de la condena a los asesinos

Yemina García se fue en paz. Murió en la madrugada del jueves, pero no antes de ver cómo se hacía justicia por el brutal asesinato de su esposo, Emilio Giménez. Fue como si hubiera aguantado hasta el final, hasta ese último acto reparador en medio de tanto dolor. Apenas unas horas después de que la jueza Mónica Romero dictara la condena a los cinco responsables del crimen, Yemina exhaló su último suspiro. Como si su misión en este mundo se hubiera cumplido.
No hay consuelo posible cuando la muerte se instala en una familia de manera tan devastadora. Primero fue Emilio, emboscado y acribillado en septiembre de 2022 por un grupo de delincuentes que sabían lo que él llevaba en su camioneta: dinero, fruto de su trabajo, que pretendía usar para ayudar a su madre. Y ahora, casi dos años después, su esposa. Pero esta vez no fue una bala, sino una enfermedad silenciosa, dura, que Yemina combatió en paralelo al juicio.
Lo conmovedor es que no se rindió. A pesar del dolor físico, de la pena irreparable, fue parte activa del proceso judicial. Fue querellante, exigió respuestas, sostuvo su voz con entereza. Y pudo ver cómo, finalmente, los culpables eran condenados. Eso fue el miércoles por la tarde. En la madrugada del jueves, su cuerpo dijo basta.
El impacto en Mendoza fue inmediato. Porque no se trata solo de una noticia policial: es la historia de una mujer que luchó hasta el final por justicia y que se fue en paz, sabiendo que se había hecho lo correcto. Una historia que toca fibras profundas. Yemina no murió con bronca ni con la herida abierta. Murió habiendo cumplido su promesa.
En tiempos en que la justicia muchas veces llega tarde o nunca, su caso deja una huella. Duele, sí, y mucho. Pero también deja una certeza reconfortante: que, al menos esta vez, la verdad y la justicia alcanzaron a llegar antes del final.
- Fuente: EL EXPRESO MENDOZA